sábado, 8 de julio de 2017

Amor.



“Andábamos sin buscarnos
pero sabiendo que andábamos
para encontramos.”
Julio Cortázar 


Dulce, una mujer sola, vivía en un caserón antiguo, pero muy bien cuidado.
El nombre se lo había puesto su padre, porque cuando nació era una niña tan fina, tan cariñosa que el pensó que ese seria un nombre perfecto para ella.
Dulce quedó solo, nunca se casó, sus padres ya muertos hace mucho tiempo y tenía muy poca familia de parte de ellos.
Ella iba de su trabajo a su casa, algunas noches de fiestas, y le gustaba quedarse leyendo hasta muy tarde esas novelas de amor, porque muy dentro de ella tenia la esperanza todavía de encontrar ese hombre que soñaba. Había tenido tantas decepciones pero la llamita no se apagaba...
Una tarde de otoño se quedó un rato en el parque mientras leía un libro, estaba lindo el clima otoñal con un sol cálido que la abrazaba, se fue metiendo en la lectura cuando de pronto alguien le dice: -“Andamos sin buscarnos”- ,y ella levanta la cabeza repitiéndole: -“Pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” ,ambos sonrieron y él le comenta:
-Cortázar, mi favorito-
-El mío también- responde Dulce.
-Perdón, ¿estas sola? ¿No te comprometo?-
-¡No!- dijo ella y él se sentó a su lado.
 Ya el sol se iba perdiendo cuando seguían la charla, se contaron casi toda sus vidas, de repente, Dulce empezó a sentir frío y le dijo que se retiraba, él le dijo que la alcanzaría  hasta su casa pero ella prefrío darle su teléfono. El muchacho lo anotó encantado y le dijo:
-Mañana te llamo-
Dulce, como niña adolescente, fue caminado, casi volando porque se dio cuenta que era él ese tierno amor que ella esperaba  por mucho tiempo… 


 Alasblancas



 
 

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