Nace la mañana en el campo de una lejana tierra que es muy tranquila.
Ahí viven dos personas que unirán sus vidas por amor.
Comienza el día con un cielo limpio y fresco, el pasto húmedo y un águila que vuela como buscando algo que no encuentra.
Todos van caminado a sus tareas, la madre de Quillen esta algo enojada la muchachita siempre con su jardín y flores en su cabello olvidando sus tareas.
-¡Nena ponte hacer tus tareas!- le repite su madre.
Quillen agarra su cuaderno pero mientras escribe se pierde en el cielo y mira como vuela el águila, sus alas que las flamean las trae y vuelve a remontar su vuelo.
Todo muy tranquilo en la aldea hasta que un día la madre de Quillen tuvo que ir a ver a su madre que estaba muy enferma y quedó Quillen a cargo de la familia, ella solía ir al río a lavar ropa, cuando de repente sintió una presencia, era un joven apuesto que no supo de donde vino… Ella le preguntó como se llamaba, él le respondió:
-Soy Atahualpa-
Se sentó junto a ella y comenzaron una amistad, todos los días Quillen iba al río y conversaban largamente hasta que un día él le robó un beso. Ella respondió a un amor puro y lindo, pasaron los días y su madre volvió, entonces ya ella no podía ir a ver a Atahualpa y empezó a enfermarse de tristeza.
La madre no sabia que le pasaba, un chaman de la tribu la asistía, pero nada… La niña no quería contar porque sabía que no iban a aceptar a Atahualpa. Una mañana entró en una crisis y no pudieron salvarla, triste fue su despedida.
En la noche cuando todos lloraban ella voló hacia el cielo convirtiéndose en Luna.
Su madre cada noche miraba el cielo y lloraba sin comprender que pasó con su pequeña Quillen.
Atahualpa no podía averiguar nada hasta que un día le pregunto a un niño y éste le contó lo que pasó con Quillen, entonces se fue hacia el río, esperó que se haga de noche e inclino sus manos al cielo volando hacia ella.
La Luna Quillen, el águila Atahualpa ahora se elevan por el cielo y ella lo ilumina con su luz plateada…
Foto sacada de la web –
Alasblancas
