miércoles, 20 de febrero de 2013

Y si fuera amor...?


…Y si fuera amor...?





Ariadna, ese verano decidió salir de vacaciones, acomodo sus cosas en la casa, le pido a su madre que fuera a regar sus plantas y a darle de comer a su pequeña gata llamada Luz. Sólo serían quince días y todavía no sabía a donde se iría, ni que la vida le tenía preparada una sorpresa.
Entró a Internet a ver a donde podría ir y entonces vió una playa soñada y dijo:
-Acá me voy. ¡Me voy a México!-
Preparó su bikini, una pequeña maleta y se dispuso a vivir sus vacaciones.
Tomó el vuelo de la seis y junto a ella un caballero muy apuesto que le sonrío le preguntó:
-¿Te vas de trabajo o de vacaciones?-
Ella le respondió:
-Me voy de vacaciones-
Él simpáticamente le dice:
-¡Pero qué sorpresa tan linda! Yo también-
Mantuvieron una charla, hablando sobre dónde se hospedarían y que seria placentero tomar algo juntos en la playa de Acapulco.
Ariadna, dentro de ella, se preguntaba:
-¿Será casado? ¿Tendrá novia?-.
Él le había caído muy bien a ella…
Pasó el tiempo, llegó el avión a su destino.
Cada uno se despidió, pero soñando con ese encuentro.
Ariadna lo volvió a encontrar en el lobby del hotel, charlaron y comenzó un romance.
Ella se dijo:
-¡Esto será un romance de verano-
Pasaron los días, playa, baile, besos terminados en la arena despertándolos un sol abrasador,
Nunca fue tan feliz, pero los días terminaban, ella se fue primera que él. Él se quedo unos días más pero prometió llamarla…
Ariadna incrédula dijo:
-¡Listo!, Acá se termino todo-
A medida que pasaban los días, ella ya volvió a su ritmo vorágine de buenos aires, su trabajo, su casa, su madre, la cuál le reprochaba por no tener ni el teléfono de ese desconocido, sin imaginar lo que vivió con el, sino jamás la perdonaría.
Ella le decía:
-Madre, le dí el mío, él podría llamarme- y se quedaba callada.
Una mañana suena el teléfono, del otro lado escucha una voz tan varonil que le pregunta:
“-¿Y si fiera amor?”-
Entonces a ella se le llenaron los ojos de lágrimas y le responde:
-¡Claro que si!. Yo se que es amor-
De ese encuentro tan fugaz nació algo tan increíblemente bello: ¡El amor









Tu Partida



Cuento Nº 10: Tu partida...





Van cayendo gotitas que corren por el ventanal, tengo tanto dolor que mis lágrimas se confunden con la sangre que dejaste en el piso.
-¿Qué hiciste?-
Nunca dejaste que te amara, ella te quito el aliento, te llevo a la locura de matarte y acá estoy yo llorando un río, de lágrimas por alguien que solo me miró como su amiga.
Por las tardes te sentabas y me contabas tantas historias de ella. La pusiste en un altar.
Pero si me la imaginaba con el cabello negro, su vestido casi transparente, volviéndote loco, en el desván donde fue tuya una vez.
La playa donde las rocas mojaban sus cuerpos…
Una despedida, un altar que tu nunca compartiste, vestido blanco, brindis y llanto.
Y ahora te tengo en mis brazos, cierro tus ojos, beso tus labios y te vas a un mundo en el cual ninguna de las dos estaremos

Cuento Nº 1: Desconcierto...




Alicia caminó hacia el río, preparo la canoa. Era una tarde de otoño pero con un sol  tibio, entonces decidió salir río abajo a pasear un rato.
Se puso un chaleco, tomo algunos recaudos y se encamino a navegar. Ya alejada de la orilla, a lo lejos por el horizonte,  ve a un hombre que gritaba desde el otro lado. Ella preocupada se encamina hacia él, con uno de los remos toca el muelle y le pregunta, muy preocupada:
¿Qué le pasa?
Y el hombre se encontraba pálido y con mucho dolor en su rostro.
Ella le pregunta:
-¿Necesita algo? ¿Lo puedo ayudar?
Y él le comenta:
-A mi esposa le comenzó a salir unas  gotitas  de sangre  y  pensé que era una cosa de nada. Tal vez era por el sol de la tarde, pero ya no paraba y ella se desmayo en mis brazos. ¡Estoy muy mal! Imagínese…salí a buscar el bote y en el apuro se me cayó sobre un yunque y se averió.
Por dios…señora, ¿me podría llevar hasta la otra orilla a un médico?-
Alicia no dudo, lo que parecía una tarde de otoño increíble se había tornado algo espantoso. Ayudó al hombre a cargar a su esposa y partieron hacia la otra orilla.
Ya llegando, una amiga la esperaba en el muelle, la ayudó, tomaron una camioneta y se marcharon hacia el hospital…
Alicia no podía creer todo lo que estaba pasando, era como un sueño, un mal sueño… ¡Pobre mujer! No despertaba.
Después de un rato llegaron al lugar, bajaron a la señora en una camilla y la llevaron hacia adentro.
Ella muy nerviosa y su amiga que no paraba de hacerle preguntas; ella aturdida le comenta rápido lo que sucedió.
Pasaron unas horas y salió el hombre el cual la señalaba a Alicia  y ella lo miraba sin entender que pasaba.
El médico se acerca y le dice:
-Señora tendremos que denunciar lo que paso.-
Ella sin problema le dice:
-Claro, no tengo drama.-
Pero nunca pensó que ese hombre había tramado un monstruoso plan…
Camino hacia la comisaría le preguntó al médico:
-Disculpe… ¿Que tengo que decir? porque la verdad es muy poco lo que vi…-
A lo que el médico le responde:
¿Como lo que vio? Usted fue quien lastimó a la señora. Le comunico que la mujer está muerta, fue una pelea por su amante.-
Ella aturdida le dice:
-¡Eso no es verdad!-
Y le cuenta lo que en realidad pasó.
El médico la entrega a la policía y le dice:
-Todas las amantes celosas dicen lo mismo…-
Su amiga la siguió y le dijo:
-¿Por qué nunca me contaste que ese era tu amante? ¡Pobre tu marido cuando se entere!...-
Y Alicia simplemente se puso a llorar, se dirigió hacia la puerta y sintió como si un rayo le partiera en dos el corazón.
No podía creer lo que estaba viviendo, ni lo que le esperaría después por ayudar a un desconocido…




La esperanza que no fue

Segundo Lugar en Ronda 7 Cuentos Cortos
Cuento Nº7: La esperanza que no fue… de Silvia Mirta

Ella leía un libro mientras la tarde se iba poniendo gris. De pronto, se fue acercando hacia la ventana y a lo lejos, casi cerca del portón de entrada, pudo ver las luces de un auto.
Alguien bajaba con una maleta, reconoció a un hombre alto con un tapado y un sombrero antiguo. Se fue acercando cada vez más por el camino y preguntó:
-Disculpe… ¿A quién busca?-
Él sorprendido respondió:
-¡Buenas tardes señora!, estoy buscando a María Eugenia-
Ella le responde:
-Soy yo-. Aunque por dentro se preguntaba quién era éste señor y para qué la buscaba.
La tarde se perdía entre un gris oscuro y el sol por el horizonte, el cual no la dejaba verlo muy bien. Siguió unos cuantos pasos y él se saca su sombrero y ella se queda tiesa, le corrió una ráfaga de viento por su cuerpo que le levantó su falda y no atinó ni a bajarla. Él se ríe y le dice:
-¿Ahora te acuerdas de mí?-. Era Ignacio su primer novio, al cual hacía tiempo que no veía.
Lo invito a pasar y mantuvieron una larga charla. Él le comentó que estaba trabajando en unas cobranzas cerca de su casa y entonces decidió pasar a verla.
Ella le dijo:
-¡Hiciste bien!, estoy tan sola en este caserón desde la partida de mi marido y hay tantas habitaciones vacías...-
Ignacio notó que María estaba tan desvalida y continuaron con esa rica charla variada acompañada de unos exquisitos cafés. Ya anochecía y María, por cortesía, lo invitó a quedarse a cenar y a dormir, él de muy buen agrado le dijo que sí.
Ella contenta se dispuso a hacer una rica cena, acomodo en la mesa unas lindas velas, miro que nada faltara, estuvo presente en cada detalle mientras le dijo a él que si quería se podía dar un baño y descansar un poco hasta que la comida este lista.
Volvió a mirar por la ventana, la noche era perfecta acompañada de una hermosa luna brillante. María sonrío y se dio cuenta que esto era real, que posiblemente tenía unas esperanzas.
Cuando todo estaba dispuesto, lo llamó a Ignacio, cenaron, charlaron del pasado y ya cansados se despidieron. Cada uno se fue a su habitación.
Ella dio mil vueltas en la cama y se durmió muy tarde, casi de madrugada, por eso se despertó algo tarde, se levantó muy avergonzada, arreglo su pelo negro, pinto sus labios rojos y salió apurada. Había un gran silencio en la casa, golpeó en la habitación de Ignacio y él nunca contestó. Entonces, se animó a entrar y la cama estaba tendida. María azorada salió hasta las calles y todo estaba vacío. Bajó la cabeza y volvió despacio hacia su casa, se sentó, tomo un café.
De pronto sonó el teléfono, era una de sus amigas:
-¡Hola María! No sabes…tengo un chisme para ti-
María responde:
-Yo también amiga-
Entonces su amiga le comenta:
-¿Te acordás de tu ex novio en la adolescencia?-
-Si- Dijo María.
-Bueno, murió anoche. Me acaba de contar Alicia.-
María totalmente desorientada le responde:
-¿Eh? Eso no puede ser, si él anoche estuvo aquí, junto a mí, en mi casa.-
Su amiga preocupada le dice:
-No María, no puede ser. Él murió en un accidente…-
-¿Cómo fue? ¿A qué hora? ¿Dónde?- Le pregunta María con voz angustiada.
Su amiga le responde:
-Fue camino a Córdoba, viajaba junto a su familia…
María sin palabra alguna, cortó el teléfono, se sentó y lloro sin comprender porque otra vez la muerte le había jugado semejante pasada…