El sol cruza el campo
Una mañana algo fresca, los cerros con los primeros fríos
cubriendo sus picos con una blanquecina nieve entreverada con el barro.
En el medio del campo, ella una flor, delgada con sus
rasgos cansados de luchar a brazo partido, con las cabras, la casa y todos los
menesteres cotidianos, por la noche el ruido de los grillos y una luna como un
melocotón asoma por el norte.
Flor prende el candil amarillento y abre un cuaderno, se
sienta en una mesa con un mantel de flores que su madre se lo había heredado,
toma un lápiz pequeño y en ese momento se le borra el cansancio, se pone y
escribe unos versos, florece y viaja por un mundo distinto, aprendió apenas
pero ama escribir y en sus versos esta la pasión de un ser libre y
transparente. Cada noche repite lo mismo, cada aurora se marchita, la
injusticia golpea su puerta.
Un alma pura, llena de luz se pierde entre el barro, las
cabras, pero siempre hay una esperanza para esa flor que se abre a la vida
cuando el sol se esconde...
Alasblancas
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