Cuantas veces los domingos saliamos corriendo a tomar el tren y sonreiamos sin parar cansados, jadeantes, nos sentabamos para dar un paseo. Quizás al tigre o tan solo tomar unos mates en casa de mis padres.
Te recuerdo Ranelagh con el sol traspasando la arboleda, el trinar de las aves, el silbato del tren y su ruido que llegaba hasta nuestra puerta.
Las margaritas que colocabas en mis cabellos y ese abrazo tan fuerte que traspasaba mi alma.
Como olvidar la lluvia, esas gotas que golpeaban en el techo del portico y la chimenea donde soliamos acostarnos para charlar o tan solo ver como chispeaba el fuego.
A veces es lindo recordar aunque corran y rueden unas lágrimas por el rostro.
A veces es tan lindo recordar que tuvimos un pasado y estuvimos juntos en él.
Sonrisas lejanas, besos alados, partida de Febrero.
Inolvidables recuerdos corren entre la arboleda y tus largas calles Ranelagh
donde nos viste sonreir con nuestra juventud a flor de piel y un adiós a otros rumbos
que nos dio una felicidad, aunque se cortó un dia cualquera.
Los recuerdos son eso, sólo recuerdos que guardamos en un rincon del corazón
para saber que alguna vez fuimos noches de lunas y soles de Enero.
Abrazo los recuerdos, canto bajito y me pierdo en la foto donde alguna vez caminamos tan juntos...
Alasblancas
Fotografia de Mauricio de Ranelagh Castiglione
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